lunes, 5 de noviembre de 2018

5 DE NOVIEMBRE DE 2018


Estoy desayunando en la casa donde vivía de niño. Suena el teléfono: es una mujer que quiere proponerme unas clases; necesita verme de inmediato y quedo de encontrarme con ella en el foro John Lennon que, en el sueño, está a la vuelta de mi casa (en la realidad, mi casa estaba en Boulevares, Naucalpan y el ahora inexistente Foro John Lennon, en la colonia Álamos). Salgo, todo fachoso; cuando llega la mujer noto que es muy distinguida y que va vestida con ropa azul, muy elegante. Caminamos juntos mientras charlamos, pasamos debajo de un puente: hay unos cactus bailando, coches lentos, un viejito; le pregunto a la mujer si no le da pena que la vean conmigo estando yo tan fachoso (me veo como el "Dude" de Big Lebowski) y ella contesta que no, que es un honor. Entonces todo cambia: me encuentro en una alberca que está en la parte alta de un edificio muy grande. Por un letrero luminoso, me entero que la alberca se llama LOBO; la terraza donde se encuentra da a una especie de paisaje desértico, hace frío y a lo lejos se ven montañas rodeadas de neblina. Sé que estamos en Guanajuato o San Luis Potosí. Veo hacia la alberca: las aguas son muy turbias y en el fondo se mueven unas figuras verdes que no alcanzo a distinguir. Me meto a la alberca y la cruzo a nado varias veces: empieza a llegar mucha gente. Hay una señora gorda con sus hijos pequeños; aunque está lejos, sé que les dice que no se me acerquen. Un niño aparece cerca de mí y empieza a pegarle al agua con un palo. Le digo que tenga cuidado que no me vaya a pegar a mí; el niño se aleja, molesto. Veo que entre la gente está mi amigo Manolo, me da mucho gusto y cuando me dirijo a saludarlo, noto que encima de la alberca está estacionado el automóvil (un datsun) que mi mamá tenía cuando éramos niños: se sostiene en la superficie gracias a una fuerte red de plástico; pienso que puede hundirse en cualquier momento. Luego voy otra vez caminando por la calle con la mujer que me iba a contratar para las clases y pienso: esto ya lo soñé. Despierto y estoy con mi grupo de estudio de tarot: les empiezo a platicar el sueño que acabo de tener y de pronto todo cambia. Estoy ahora en un comedor desconocido y muy iluminado, veo que también está  mi mamá: le digo que tiene que mover su automóvil de la alberca si no quiere que se hunda; llega Doris y me dice que no me preocupe, que el auto no se sumerge, que la red que lo sostiene es muy fuerte. Luego me encuentro en un salón del Claustro de Sor Juana: me rodean un grupo de alumnos vestidos de negro quienes están probando el audio de un evento futuro; suena un rock escandaloso a todo volumen. Afuera, en el patio, hay mucha gente sentada en gradas. De pronto estoy en dos lugares al mismo tiempo: sigo en el salón y les digo a los alumnos que le bajen el volumen (veo como el botón pasa del 7 al 2) y también estoy en las gradas, donde un muchacho de unos diecisiete años dice "ayer fue una decepción, a mis hijos no les gustó el concierto"; me llama la atención de que alguien tan joven tenga hijos. Sé que el concierto al que se refiere lo dio Itzeel Reyes, una amiga nuestra (quien en realidad es pintora). Vuelven a subirle el volumen a la música y en ese momento despierto.

17 DE FEBRERO DE 2019