jueves, 14 de septiembre de 2017

14 DE SEPTIEMBRE DE 2017

Primer sueño: Doris y yo vamos en una camioneta; nos acompaña nuestra amiga María Islas y un grupo de desconocidos. Estamos recorriendo el campo de Michoacán: alrededor se ven vacas pastando y pinos largos. Nos metemos a una vereda lodosa, la camioneta se atasca y tenemos que bajarnos para poner unas tablas y poder seguir avanzando. En lo alto de una loma pasan camiones lentos, gritamos para que nos ayuden pero nadie nos oye. Luego estoy en la cocina de mi mamá: hay invitados a comer y tengo que preparar una jarra de limonada. Busco entre montones de trastes sucios: todas las jarras están llenas de agua. Junto al fregadero hay un filtro de agua chorreando. Le digo a mi mamá que el agua se está tirando, ella dice que lleva así varios días pero que no ha tenido tiempo de llamarle al plomero. Interrumpo la elaboración de la limonada y salgo a llamar al plomero que vive en la casa de enfrente (lo cual no es cierto en la vida real). Luego todo cambia: Doris y yo somos niños y estamos acostados en la alfombra de casa de su mamá: nos dormimos al mismo tiempo y comienzo a soñar. En el sueño hay un ratón tipo Mickey Mouse corriendo por un pasillo angosto de paredes muy altas: llega a una encrucijada y se le aparecen tres objetos con patas, manos y cara que empiezan a perseguirlo (una pala, una aspiradora y un rastrillo de jardín). Despierto y veo que Doris también despierta: le pregunto que soñó y me describe el sueño que acabo de tener. Nos ponemos a gritar de gusto; entonces me doy cuenta que estamos abajo de un enorme arbolito navideño repleto de adornos, luces y esferas… Despierto. Segundo sueño: nos encontramos Doris y yo en un restaurante al aire libre; nos acompañan Itzeel, Enrique y otros que no recuerdo. Tengo que hacerle una llamada telefónica a mi amigo Manolo, pero cada vez que lo intento me contestan diferentes personas que no lo conocen. Me aparto de la mesa donde estamos y camino por una calle encharcada: en el suelo hay una hormiga muy veloz que carga una hoja de colorín; cuando pasa entre mis pies, se convierte en una araña. Comienza a llover. Mientras sigo llamándole a Manolo, rodeo un volkswagen blanco que está estacionado: una mujer me contesta pero no me escucha. Entonces veo que la mujer que me contestó el teléfono está sentada en el asiento del copiloto del volkswagen: es una señora mayor muy arreglada y algo siniestra. Me asusto y regreso corriendo con Doris y los demás: acaba de llegar un muchacho al que todos quieren y admiran: se llama Tony y nunca lo había visto. Él está hablando de su vida universitaria y todos lo escuchan con atención. Lo interrumpo para que me diga si yo sigo inscrito en la escuela y él me dice que no, pero que no me preocupe, que eso no tiene la menor importancia… Despierto. Tercer sueño: hay un espía muerto en una sala; yo y otros hombres lo estamos velando. El ambiente es tétrico, levemente apocalíptico. Las paredes de la sala son de cristal: afuera se ve una ciudad oscura y amenazante. Se supone que el espía fue un hombre célebre y tenemos que hacerle un homenaje para que nunca lo olviden; de unas escaleras baja lentamente Óscar Luviano, quien en el sueño es una especie de sacerdote. Rodeamos al espía, los otros hombres son más viejos que yo: todos vestimos de negro, a excepción de Luviano que va de blanco. Entonces sale un tren disparado hacia el cielo, cruza el espacio y en ese momento sé que después de la muerte, la vida continúa hasta el infinito... Despierto.  

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